Estrés: ¿lo normal en el trabajo y los eventos?

El estrés en el trabajo se nos ha vuelto normal y cotidiano, sea en oficina, casa o evento.  Invertir en mejores condiciones para el factor humano, tanto como en tecnología, es una necesidad evidente e impostergable. Esto mismo aplicará en nuestros eventos y en nuestra persona.

Mientras leía este artículo publicado en el medio digital Top Management (IBM study: líderes de negocios mundiales señalan las áreas de inversión impulsadas por COVID-19), recordé lo que se está viviendo en Estados Unidos con las elecciones presidenciales.

 

Las encuestas predecían tendencias que, en el momento efectivo, distaron de los hechos. Se dice que hay que escuchar a los electores con mayor atención, pues las encuestas parecen no alcanzar a leer con suficiente claridad lo que ellos piensan o necesitan.

 

Así me sonó un poco lo señalado dicho artículo y el estudio que refiere, sobre la diferencia entre la perspectiva de las empresas o sus altos ejecutivos (“estamos mejorando las condiciones”), y la de sus colaboradores (“no estamos obteniendo lo suficiente”). ¿Será que estos están siendo escuchados con toda atención? ¿Será que no se expresan tan abiertamente por temor a cómo los juzgarán? ¿Será que cada vez hay mayores demandas que típicamente no habían sido percibidas?

 

Cualquiera que sea el caso, la pandemia ha evidenciado las brechas donde hay que construir puentes: mucho se refiere a la tecnología, con la que apenas logramos mantenernos al día porque está marchando a pasos agigantados y nos obliga a abrazar aquello a lo que nos resistíamos. Otro tanto se refiere al recurso humano, que ahora y en lo sucesivo, necesitará ajustarse a otros esquemas.

 

¿Sabías que, según careercast.com, un portal norteamericano de empleos, que realiza anualmente el Jobs Rated Report, el trabajo de coordinador de eventos es el sexto más estresante en su lista del 2019?  ¡Estamos luego de los militares, bomberos, pilotos aviadores, policías y conductores de noticias!

 

Partamos del punto de que, efectivamente, transformar una idea (vaga o no) en un gran evento puede ser una labor titánica. Si estás en la Industria de Reuniones, no te estoy diciendo nada nuevo. Y sí, por supuesto, si eres un Alquimista de Eventos comprometido, eso suele acarrear unas cantidades insospechadas de estrés.

 

Lo peor es que es algo que vemos con “total normalidad” y quizás, hasta veamos con malos ojos a quienes no soportan la presión, las malpasadas o las jornadas eternas. El estrés se ha acentuado cada vez más ante las solicitudes urgentes que recibimos, la presión por la competencia, la exigencia de clientes que conocen mejor sus opciones, tanto como los desajustes ocasionados por otros con falta de conciencia de tiempos y esfuerzos. Puede ser justo decir que la gente que no está preparada o comprometida lo suficiente, abona a las cuotas de ansiedad.

 

Entonces, el estrés no solo se ha acentuado, sino que resulta algo “normal”, hasta que alguno explota de una u otra forma, sea cayendo enfermo, dañando sus relaciones laborales o personales, no rindiendo en su trabajo mismo. Esto, sobra decir, no afecta solo al individuo, sino que termina impactando a las empresas y hasta la economía de los países, pues el PIB (Producto Interno Bruto) se reduce a causa del estrés, depresión y ansiedad generados en el trabajo, junto con los accidentes laborales.

 

En un intento de compensación, organizaciones se han preocupado más por proveer ciertos beneficios a sus colaboradores, en forma de espacios de descanso, actividades recreativas, acciones que estrechen la distancia con los altos ejecutivos y su perspectiva, flexibilidad de horarios, entre otros.

 

En México, la NOM-035-STPS exige la implementación de programas y medidas que prevengan y reduzcan riesgos para la salud, la vida o la seguridad de los empleados. Pero esto no se refiere solo a riesgos físicos o accidentes, sino a la calidad de las condiciones y el ambiente laboral, incluyendo cargas excesivas de trabajo, violencia laboral o acoso, falta de oportunidades para permitir la iniciativa y autonomía de los empleados.

 

En adición, ahora nos topamos con que el trabajo en pandemia ha cambiado drásticamente para algunos. Por supuesto, para la Industria de Reuniones y muchos otros sectores, la cantidad de trabajo, pedidos o proyectos se ha desplomado, trayendo consigo el consecuente recorte de personal, gastos o inversiones planificadas.  ¿Más estrés?

 

De quienes han conservado su trabajo, algunos han visto su sueldo disminuido. De quienes migraron a trabajar desde casa, muchos comentan que trabajan más horas, pues hacer trabajo remoto conlleva también una disciplina a la que no todos están acostumbrados y que lleva un tiempo desarrollar (y a los jefes comprender). Esto, sin mencionar que quizás no son la única persona haciendo home office o estudiando en línea.

 

Creo que aún habrá muchos puntos que considerar en materia laboral para el futuro, especialmente, el cercano. Las herramientas y prestaciones dadas a cada colaborador necesitarán modificaciones que casi por seguro, apenas se están identificando. El uso del plano virtual no solo para eventos sino para el trabajo diario deberá ser adoptado de forma más amplia pero también con mayores medidas de seguridad; esto implicará otras necesidades y habilidades que, en lo que son satisfechas, causarán más estrés.

 

Volviendo al punto de los event planners, quizá resulte casi imposible eliminar o reducir de manera significativa el estrés, pues dependemos de decenas de factores y personas para que un evento resulte en cada parte de su proceso. Lo externo no podemos controlarlo en su totalidad.

 

Pero también los participantes en nuestros eventos cambiarán, tendrán otras necesidades y habilidades, porque habrán probado y adoptado cosas que no conocían, sin mencionar que estarán mucho más interesados en su propia seguridad y salud. Deberemos reaprender a observarlos, escucharlos y apapacharlos. Con probabilidad, esas actividades y espacios que medianamente asomaban en los eventos se volverán un must (clases de yoga o meditación, agendas más holgadas, lugares mejor ambientados, mejor conectividad, etc.). ¿Cómo contribuiremos a reducir su estrés?

 

Al parecer, nos espera un escenario nada fácil ni relajado. Aun Alquimistas enfrentando dragones, somos seres humanos y, si no lo hemos hecho, es imperativo que volteemos a observarnos y comprender de qué requerimos, en qué momento estamos, a dónde queremos ir (te cuento más al respecto en mi libro).  

 

Los amantes de los eventos no abandonaremos la labor ni el estrés, pero es prudente cuidar nuestro entorno y relaciones en todos los sentidos, a fin de mitigarlo en lo posible. La pandemia puede enseñarnos a reenfocar el rumbo, los objetivos y las prácticas. ¿Cómo puedes escuchar mejor a tu equipo? ¿Cómo puedes comunicar mejor tus carencias y posibles aportaciones? Debemos funcionar como un engranaje, como piezas complementarias que conforman un todo. Solo así podremos también cubrir lo que los externos nos demanden.

 

¿Cómo te está yendo en estos tiempos? ¿Qué cambios has hecho o tienes previsto realizar en ti y tu empresa?

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