Industria de Reuniones: ¿bajo control femenino?

La Industria de Reuniones está compuesta mayoritariamente por mujeres. ¿Ello significa que tienen todo bajo control a su favor, o qué Alquimia podemos hacer para desplazar a los dragones amenazantes?

 

Podríamos pensar que, si la mayoría en la Industria de Reuniones son mujeres, ello significa que controlan a su favor el sector donde se desempeñan. Lejos de ello, quienes viven en el mágico mundo de la industria de reuniones, no están exentas de dragones amenazantes a los que debemos desplazar.

 

En un país, México, donde las mujeres viven bajo una amenaza constante a su seguridad, donde al menos diez son asesinadas por día, donde ha costado sembrar suficientes semillas para cambiar un sistema predominantemente patriarcal, donde las mismas féminas a veces batallan para reconocer su propio valor… resulta interesante observar que un 70 a 80% de la Industria de Reuniones está compuesto por mujeres. No significa que estén a la cabeza de la mayoría de las organizaciones.

 

Hemos atravesado por meses (o años) recientes de retos drásticos, cambios, atención a la emergencia, sacrificio para mantener el trabajo o el negocio. Entre todo ello, cabe recordarnos los logros, a veces casi orgánicos, si no de grandes luchas, mismos que nos permiten acceder con gran normalidad a diversos aspectos.

Un poco de contexto

 

Disfruto de ver historias (más o menos fieles a la realidad) que muestran otras épocas, otras costumbres, cosas que en ocasiones nos parecen románticas y hasta simpáticas, donde podemos observar esas pinceladas de la crudeza con que la gente vivía… o al menos lo intentaba.

 

Tal es el caso de una serie italiana que acabo de terminar: La Ley de Lidia Pöet. Claro que se basa en hechos reales con grandes tintes de dramatismo televisivo que la hacen entretenida. Pero, lo cierto es que ella fue la primera mujer italiana acreditada como abogada ¡a los 65 años! Pasó años donde no pudo ejercer legalmente ni ocupar cargos públicos porque era mujer, un ente considerado inferior, incapaz y que necesitaba, además, permiso de su marido para hacer cuanta cosa.

No, no estamos en esos tiempos. ¡¿Te imaginas?! Hoy, en términos generales, vemos con total naturalidad la posibilidad de estudiar, de trabajar, de viajar, de disfrutar de placeres variados. No obstante, todavía no ha desaparecido ese famoso techo de cristal que impide que muchas mujeres obtengan ciertos puestos jerárquicos, que hagan valer su autoridad como cualquier hombre, o, simplemente, que hagan lo que tengan o  quieran hacer sin temor a ser agredidas.

 

La agresión no se limita a un golpe, pero claro que incluye los feminicidios. No consta solo de un encierro como princesa en el castillo, pero sí preferir quedarse en la torre por miedo a salir sola o de noche. No precisa una orden judicial que prohíba ejercer una carrera, pero sí negarle el derecho de ser acreedora a un puesto o sueldo determinado.

 

Espero que en algún momento de la vida logremos no pensar en términos de género, color, edad o preferencias, pero hoy en día vemos cómo en las leyes se tiene que especificar un porcentaje de mujeres en ciertos organismos, o que se mandata que la cabeza de una dependencia sea una mujer porque de otro modo, siempre sería un hombre. ¿Podremos en el futuro elegir a una persona solo porque es la mejor capacitada, y ya?

 

Otro aspecto de la violencia es la GRAN libertad que la gente se atribuye para opinar sobre todo como si fuera experta, para denostar la apariencia o los logros de alguien. No se necesita de un varón para ello; la mujeres se pintan solas para destrozar a otra por atreverse a hacer cosas que ni siquiera les conciernen o afectan. Solo porque pueden.

 

¿Y en el momento en que toca defender a una? No importa. Tenemos otras cosas por hacer.

¿Entonces, nosotros qué hacemos?

 

¿Qué de todo esto traemos o vivimos en la Industria de Reuniones? ¿O qué estamos ignorando desde nuestra posición de privilegio o de grandes ocupaciones… o tal vez de la costumbre?

 

Para quien tenga, justamente, el privilegio de no haber sufrido dramas similares, o de haberlos superado, o de ostentar un cargo de autoridad, creo que toca promover el desarrollo equitativo, a la vez que poner límites a quienes pretenden mantener a raya a mujeres por el hecho de serlo. Cuestiones “simples” como adjudicarse el trabajo o logro de una, meterle el pie a otra, hacerle crítica destructiva o divulgar chismes, pensar que está allí porque seguro le hizo favores íntimos a alguien, contribuyen a ensanchar la brecha.

 

No obstante, el mirar para otro lado nos hace igualmente cómplices de esta situación desventajosa. ¿Notamos algo abusivo o potencialmente peligroso y no hacemos nada? ¿Ignoramos que hay pautas escritas para detectar, por ejemplo, trata de mujeres? ¿Preferimos contratar hombres porque son menos vulnerables y no se embarazan? ¿Nuestras mujeres tienen voz y voto?

 

¿Permitimos que se den peores condiciones laborales o comerciales a una mujer con respecto a un hombre? ¿Nos resignamos a ciertas incomodidades para no perder un negocio? ¿Nos aseguramos de que nuestro staff llegue salvo a casa luego de un evento nocturno?  ¿Si podemos impulsar o inspirar a una o varias, lo hacemos? ¿Creamos oportunidades o coartamos sueños? ¿Nos amenazan los logros de otras?

 

Si la Industria de Reuniones, junto con el Turismo en general están llenos de mujeres, dudo que sea solo por ser bellas y sonrientes. Hay muchísimas mujeres capaces, trabajadoras, estudiosas, con múltiples talentos, grandes líderes. También hay empresarias y educadoras que abonan el terreno para que otras se desarrollen. Por supuesto, no solo hay vendedoras, ejecutivas, chefs, edecanes y coordinadoras, igualmente hay productoras, ingenieras, diseñadoras, choferes y demás.

 

Sí, hemos de tener ciertos rasgos femeninos que nos facilitan ciertas tareas, como ser multitareas, detallistas o con disposición de cuidar y atender a otros. Ello no se traduce en que todas las mujeres sean extraordinarias para la tarea. Pero me parece que nos toca (a todos y todas) empatizar con los retos que el mundo actual todavía nos impone, y aportar nuestro granito de arena para TRANSFORMAR esas realidades sombrías para muchas, para vencer a los viejos dragones, sea hoy o hacia el futuro.

Es una labor en curso, que no puede atenderse exclusivamente el 8 de marzo. Sin embargo, este día es un buen motivo para reflexionar un poco al respecto. Quizá no se trata de tener todo bajo control femenino, pero sí de crear un balance.

 

Todos podemos hacer ALQUIMIA en pro no solo de nuestro negocio ni de nuestra industria, sino de la comunidad a la que pertenecemos. ¿Por qué? Recuerda que la Industria de Reuniones extiende sus brazos hacia múltiples sectores de la economía y la sociedad. Así como podemos demandar mejores servicios, podemos demandar y promover mejores condiciones de equidad. Hoy hablamos de mujeres, pero pensemos en términos de humanidad.

¿Y tú, qué aportarás a partir de hoy?

 

 

Norma Ronces

Alquimista de Eventos Corporativos y

Potenciadora de Meeting Planners Profesionales

 

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