Observar los dragones desde lejos (como los toros desde la barrera) y enfrentar dragones en primera persona aporta diferentes perspectivas útiles
Me has escuchado hablar de dragones (problemas, accidentes, imprevistos, omisiones, conflictos…) que se presentan en el plano personal, profesional o social de cada uno. Siempre es posible detectar alguno y anticiparse, opinar al respecto, proponer una solución, proveer apoyo (moral, al menos). Pero, observar los dragones desde lejos y enfrentar dragones en primera persona no significa lo mismo, no enseña lo mismo.
¿A qué dragones te has enfrentado últimamente? ¿Qué has aprendido de ellos? ¿Qué repelentes has descubierto?
Te contaré sobre algunos que he experimentado en carne propia en los últimos meses. Tal vez terminemos compartiendo más de que una historia común y reflexionemos juntos.
Dragones con discapacidad
Dicen que todos sufrimos alguna discapacidad temporal al menos una vez en la vida. Pues, ya lo comprobé.
Hace tres meses me sometí a una cirugía de rodilla. Aunque he avanzado mucho, aún me falta tiempo para recuperar toda la fuerza. Confío en que pronto podré correr en los eventos (indispensable, ¿verdad?).
Pero el punto es lo que enfrenté las primeras dos o tres semanas, principalmente. Solo entonces, viví lo que tantas personas sufren día a día, toda o buena parte de su vida: calles disparejas; banquetas llenas de subidas, bajadas, bordes irregulares; puestos, autos, carritos del súper y cuanta cosa que obstruyen el libre paso; rampas mortales que no imagino cómo subiría una persona mayor; puertas que a una persona joven y sana le cuesta empujar; sitios para personas con discapacidad ocupados en el centro comercial por imprudentes que buscan la sombra.
He
de decir que comencé a caminar a los pocos días, dando pasitos. Pero marchar
dentro de casa y arriesgar la otra pierna en público andando en muletas son
cosas completamente distintas. No se trata solo de la inconsciencia de la gente,
sino también del descuido de las autoridades que deberían conservar la vía
pública; de las omisiones de los diseños arquitectónicos, tanto como de la poca
empatía de la gente.
¿Por qué te debe importar? Porque es nuestra labor
hacer Alquimia para personas con discapacidad en nuestros eventos y procurarles
facilidades para que gocen la reunión. Claro, dentro del inmueble, pero también
en los accesos, en las salidas de emergencia, en los estacionamientos, en el
maravilloso espacio donde montarás la cena, en los traslados.
¿Y por dónde empiezas? En ti. La mejor enseñanza es el ejemplo, y cuando alguien hace algo indebido y es observado, es factible que se avergüence y lo evite. Entonces, no ocupes sitios para personas con discapacidad si no te corresponde. Evita dejar obstáculos en los pasillos porque te dio flojera acomodar o recoger algo. Elige sedes accesibles, servicios accesibles. Infórmate, presta atención, señala lo que puede mejorarse.
Dragones covidosos
Tal vez, en estos dos años, ya te contagiaste de Covid-19, o tuviste un familiar o amigo cercano. Ojalá que ningún caso haya sido de gravedad, pero para muchos lo fue y ello los ha marcado.
A mí me dio en plena recuperación de la rodilla. La verdad, fue muy leve mientras duró la enfermedad como tal. Después, vinieron algunos problemas, diferentes cada día: respiración agitada como si hubiera corrido, presión alta, náuseas todo el día. No todos te avisan que, aunque ya no tengas el virus luego de unos días, podrías sufrir secuelas que requieren otro tipo de atención.
¿Por qué te debe importar? Porque el Covid-19 cada uno lo vive diferente. No sufrimos los mismos síntomas, ni la misma intensidad, ni las mismas secuelas. Para algunos representó casi nada, para otros significó grandes pérdidas, para muchos se traduce en algo de temor o ansiedad.
La
pandemia y las medidas acarreadas son algo con lo que hemos aprendido a
convivir, y es posible que algunas de ellas permanezcan más tiempo, sea a nivel
de norma sanitaria, o porque así la gente lo decida de manera individual. Es
muy importante que no demos por sentado que esto terminó y que ya no hay
riesgo.
¿Y por dónde empiezas? Cuídate, cuida a los demás. Es primordial que procuremos la empatía, que observemos lo que para el otro es importante, tanto como lo que es o será una norma en determinado momento. En cualquier caso, lugar y época, lavarse las manos es una práctica vital, ¿no crees? Pero si el cubrebocas es requerido, si una persona no quiere abrazarte aún, si para alguien es estresante el exponerse a multitudes… respétalo. Esto, también, nos implicará un proceso necesario.
Dragones quemados
Muchos han vuelto o están en camino de vuelta a la oficina, y pienso que varios requerirán un tiempo de readaptación y revaloración, lo que podría llevar también a toma de decisiones dirigidas al cambio. Es común escuchar que el home office acarreó más estrés, más horas de trabajo, mayor incertidumbre, falta de comprensión, así como la obvia menor convivencia social y limitadas experiencias fuera del trabajo y la casa.
Supongo que todos, en mayor o menor medida, hemos experimentado algo de burnout. En mi caso, estimo que se combinaron varias cosas: el ajuste de horarios por mi rehabilitación, la carga de trabajo superior gracias al surgimiento de eventos (con mi otro sombrero: 360 Events Solutions), la somnolencia y falta de concentración que atribuyo en parte al cobicho. Y con ello, la presión por sentir que las horas del día no rinden, que la inspiración no despierta porque el cerebro está ocupado resolviendo cosas, la frustración por no rendir ni entregarme cuentas a mí misma (qué complejo cuando eres tu propia jefa).
Hoy que percibo que la mayoría vamos reactivando nuestros negocios, sigo detectando, como hace meses, que tenemos más trabajo, pero menos personal, pero más expectativas, y, por supuesto, gran estrés. ¿Resultado? Es de esperarse que tu cuerpo y tu cerebro en algún punto no den para más.
¿Y tú, has vivido con burnout en este tiempo? ¿Cómo te sientes conforme las cosas van retomando el ritmo?
¿Por dónde empiezas? Por identificar tus prioridades. Por más que lo deseemos, los días no tienen más de 24 horas. Por más que lo intentemos, no podemos hacer todo a la vez. Por más que pretendamos ser multitareas, es probable que algo se nos salga de las manos porque no pusimos atención. Por más que forcemos a nuestro organismo, necesita alimentarse y descansar, y nuestro cerebro enfocarse y divertirse también. Nos volvemos improductivos si no.
Además, eso que sentimos internamente, quizá lo vive también la gente en nuestro entorno, nuestras contrapartes en el medio laboral. Imagínate que todos explotamos al mismo tiempo… ¡Qué caos!
Sé realista. Sí, pon todo tu esfuerzo, pero comprende que no eres omnipotente. Sí, comprométete con lo que vayas a cumplir porque otros dependen de ti o de tus tareas. Sí, haz todo lo posible, pero busca ser eficiente. Sí, exige, pero sé prudente.
Son tiempos de dragones, algunos de los cuales no conocíamos. Enfrentar dragones en primera persona debería, creo yo, enseñarnos algo y darnos la oportunidad de transformarlos en experiencia. La omisión es un dragón en sí y no agrega nada a la Alquimia.
Identifica a tus dragones y halla la mejor herramienta para enfrentarlos. ¿Cuáles son tus antídotos o repelentes? Prueba con detectar las cosas que disfrutas, con agilizar las tareas donde tienes mayor habilidad, con aprender de las experiencias de otros, con atreverte a algo nuevo, con cambiar la perspectiva. Reconócete por esos pequeños logros. ¡Cuántas endorfinas y energía nos brinda saber que conseguimos algo con éxito! Compartirlo con otros extiende el efecto. ¡Disfrútalo!
#HazAlquimia
Norma Ronces
Alquimista de Eventos Corporativos y
Potenciadora de Meeting Planners profesionales