Ya decía Darwin que no es el más fuerte o inteligente el que sobrevive, sino el que mejor se adapta al cambio. Grande o pequeño, laboral o personal, requerimos equiparnos para no morir en el intento.
Cuando pensamos en los cambios, probablemente nos centremos en aquellos grandes y notables, que nos implican un replanteamiento significativo, otro paradigma, que nos fuerzan a salir de la zona de confort. Sin embargo, ¿has pensado que estás expuesto a cambios todos los días?
Sea que organices eventos, conduzcas un Uber, seas el chef de un restaurante, asistas a un alto ejecutivo o seas ama de casa, es probable que tus días no resulten exactamente como los habías planeado.
¿La cotización no llegó, la impresión quedó mal, te cancelaron una cita, no se cerró el evento que esperabas? ¿Te tocó un bloqueo imprevisto cuando estabas a cinco kilómetros de tu destino? ¿Los insumos se demoraron o reservaron un grupo de última hora? ¿A tu jefe le pidieron viajar YA a Londres y los vuelos están llenos? ¿Uno de tus hijos decidió tomar un baño largo y otro olvidó la tarea justo cuando tienes una junta importante?
A lo mejor te has enfrentado a un recorte de personal o presupuesto y ahora debes cubrir tareas que nunca habías realizado, para las que no tenías preparación ni interés. Ya ni qué decir si los proyectos del año se congelaron hasta nuevo aviso. Y, claro, aquí también juega la expectativa que ponemos sobre algo y, al quedarse corta, conlleva ajustes.
Es frecuente que nuestras habilidades, paciencia, planes y estrés se vean retados; a veces, cuando ya creíamos tener todo listo, cuando había pasado un momento crítico y pensábamos que ya todo avanzaría con fluidez. Tal vez pases por unos momentos de ansiedad donde primero quieres hacer como Thanos (el de Avengers que desaparece a medio planeta), entonces respires y veas la luz al final de un corto túnel. Pero puede ser que te paralices, tardes tiempo en hallar una salida y entonces, hayas perdido una oportunidad… o la cabeza.
Hay quienes no desean nunca cambiar nada, sea su rutina diaria, su plan de negocios o de vida, su forma de comportarse. Cuando algo se les presenta, prefieren evadirlo o esperar a que las cosas vuelvan naturalmente a un cauce que quizá nunca será retomado. Ciertas cosas las tenemos muy arraigadas y nos cuesta muchísimo cederlas. Pero esta es una cuestión de adaptarse… o morir en el intento (entiéndase esto como perder un negocio, un trabajo, una relación o una oportunidad)
Insisto: esto no se trata solamente de que hoy en día nos enfrentemos a una situación global cuyo precedente no habíamos vivido. Se refiere también a las pequeñas cosas cotidianas. Por supuesto, también implica a los negocios.
¿Podemos equiparnos para ser más adaptables? Sí.
Creo que una parte primordial es procurar estar preparados, capacitados, enterados, no centrarnos en una cosa exclusivamente, sino ver el panorama.
Abrir nuestra mentalidad a otras ideas, disciplinas, experiencias nos puede transformar profundamente, pues es probable que percibamos algo que antes no.
Tener, generar y obtener confianza es una pieza fundamental. Hay ocasiones en que no nos atrevemos a hacer algo por inseguridad. Pero también puede ser que no logremos hacerlo porque no inspiramos confianza en la contraparte.
Ahora, la creatividad, que suele ser relacionada con la innovación, es un factor determinante. No es nada más el crear algo desde cero o transformarlo, el diseñar algo espectacular o producir sorpresa. De igual forma, es la capacidad de hallar soluciones ante problemas u obstáculos inminentes. Más allá de ser flexibles, es tener la capacidad de idear alternativas, identificar recursos disponibles (conocidos o no) y ver más allá de las necesidades y opciones más obvias.
Hay a quienes la generación de ideas se les da de forma muy natural o intuitiva, sean viables o no. Otros requieren de un proceso más complejo para analizar todo. Depende de tu cerebro, pero también del tiempo del que dispongas.
Hallar opciones adecuadas y expeditas requiere de preparación y práctica. Hay cosas que no surgen solo de la imaginación, sino del conocimiento y, por mucho, de la curiosidad. Lee más allá, investiga más, diversifica tus intereses, abre tu mente, atrévete a probar. Anticípate.
Si la única constante es el cambio, no te resulta conveniente ser estático. Adaptarte a las circunstancias con menor resistencia te ahorrará, de menos, estrés. ¡Actúa!
Como Alquimista de Eventos, los cambios son pan de cada día, pero ¿cómo reaccionas ante ellos? ¿Son una tortura o pueden ser también una oportunidad de mejora? Adaptarse también puede significar reconocer que algo ya no va.
¿Estás viendo la actualidad como un parteaguas, una manifestación acelerada del futuro y una ventana a nuevos escenarios (quizá mejores)? ¿Estás adaptando tus servicios y posturas o estás sentado esperando a que la “normalidad” vuelva?
Cuídate. La presión puede ser buena, mas no la ansiedad y el agobio. Vive la adaptación de la forma más amigable y productiva que te sea posible. Es mejor hacer pequeñas transformaciones que intentar cambios gigantescos inalcanzables de inmediato. Tu magia y tu esencia subsistirán, pero serán más brillantes y efectivas.