El turismo conforma un sector relevante a nivel global, que en los últimos meses se ha visto tremendamente golpeado por la pandemia de COVID-19, registrando una estrepitosa caída de alrededor del 90%, donde México no ha sido la excepción. La Industria de Reuniones, de cierto modo abrazada por la industria turística o teniéndola como parte fundamental de su cadena de valor, no solo comparte las consecuencias, sino también los compromisos y oportunidades para cambiar el futuro.
El Día Mundial del Turismo fue instaurado en el año 1980. El pasado domingo 27 de septiembre se celebró la edición correspondiente a 2020, bajo el lema “Turismo y desarrollo rural”.
En su mensaje, el secretario general de la Organización Mundial de Turismo (OMT), Zurab Pololikashvili, declaró: “En todo el mundo, el turismo empodera a las comunidades rurales, ofreciendo empleo y oportunidades, sobre todo para las mujeres y los jóvenes. El turismo permite también a las comunidades rurales celebrar su excepcional patrimonio cultural y sus tradiciones, y es un sector vital para salvaguardar los hábitats y las especies en peligro. Este Día Mundial del Turismo es una ocasión para reconocer el papel que el turismo desempeña fuera de las grandes ciudades y su capacidad de construir un futuro mejor para todos”.
Para diversas comunidades, grandes o pequeñas, urbanas o rurales, el turismo conforma su principal fuente de ingresos, empleos y divisas, siendo la actividad económica que los ocupa y sostiene, incluso con su marcada temporalidad. Cuando se piensa en pequeños pueblos que han reorientado su vocación para atender a los turistas en lugar de agotar sus recursos naturales desmesuradamente, es fácil comprender lo preocupante que es la situación ante la falta de visitantes.
A lo largo de su historia, la Industria de Reuniones ha tenido diferentes “identidades” y enfoques, siendo una de ellas la de “turismo de reuniones”. No obstante, nuestro sector no es solo para turistas, ni hace uso exclusivamente de servicios y productos turísticos, sino que involucra a muchos otros actores en la cadena de valor, como empresas de producción, traducción, promocionales, mercadotecnia, mobiliario y una larga lista. Por ello, se ha procurado separarla de la industria turística como tal.
Sin embargo, sea porque nos ha “alojado” como parte de ella, porque es donde muchos mejor nos identifican o porque dependemos de muchos de sus actores, lo que sucede en una afecta a la otra directamente. Así que, al no haber viajeros, tener limitantes en el aforo de hoteles y recintos, existir el temor de reunirse con extraños, provoca que también el mercado de eventos se encuentre sufriendo a la par. El turismo y los eventos son de los primeros afectados en momentos de crisis… y lamentablemente, son de los últimos en recuperarse.
¿Pero por qué nos interesa hablar del turismo y, en especial, del turismo rural?
En mi libro el Mágico Mundo de la Industria de Reuniones, te hablo un poco más de la importancia económica y social de la Industria de Reuniones, su cadena de valor y la sostenibilidad, incluyendo la responsabilidad de nuestros eventos. Pero, en resumen, has de saber que es necesario reenfocar los eventos, para provocar una mayor derrama económica local, un menor impacto ecológico, así como un beneficio social más extendido.
Una forma de hacer esto es promover actividades recreativas para los grupos, que no solo les entretengan, sino que también generen aspectos positivos, tanto a la gente local, como al participante; por ejemplo: utilizar sus servicios, visitar los atractivos que administran, conocer su forma de vida, probar su comida, aprender cómo elaboran sus artesanías y consumirlas, realizar aportaciones a través de dinámicas de integración del grupo. Por supuesto, esto incluye igualmente el empleo que los hoteles, restaurantes, parques y demás otorgan directamente a las personas. Del mismo modo, es posible incorporar obsequios producidos artesanalmente, sea en un evento o como parte de algún otro programa corporativo.
Como lo explicara el experto Joan Passolas durante su conferencia impartida en la celebración virtual realizada en México, el turismo rural está presente en todo el mundo, pero México ha sido un referente al crear los Pueblos Mágicos. Es algo que deberíamos aprovechar, pues se aúna a la extraordinaria calidez de su gente.
Es fundamental que se capacite y profesionalice a las comunidades. Asimismo, que se promueva un cambio de mentalidad en el turista y el asistente a eventos. México cuenta con una riqueza cultural impresionante, frecuentemente, más valorada en el extranjero que en el país mismo, y este es un activo invaluable que podemos ofrecer en nuestros eventos, al reconocer el valor de sus componentes e invitar a nuestros clientes a abrazarlos, sin demeritarlos.
De hecho, tus acciones en pro de un turismo y unos eventos más responsables pueden ser tan básicas como elegir sedes y proveedores que cuenten con prácticas sostenibles. Ser consciente de lo que se está consumiendo puede detonar la diferencia.
El turismo es también algo que nos corresponde y que podemos contribuir a transformar como Alquimistas de Eventos.
¿Qué crees que puedas hacer en tu próxima reunión?